El premio al Inventor Europeo del 2018 se celebró el pasado 7 de junio en Saint-Germain-en-Laye, un pueblo a las afueras de París. El premio, otorgado año tras año por la Oficina de Patentes Europea en reconocimiento a la contribución significativa a la innovación, la economía y la sociedad en Europa ha tenido como galardonadas a 4 mujeres de un total de 6 categorías.
La presencia de mujeres en estos premios siempre había sido ínfima: en 11 años tan sólo 5 mujeres habían sido premiadas. Sin embargo, este año la situación ha dado un giro de 180º: en tan sólo una edición se ha duplicado el número de galardonadas.
Las 4 mujeres que han subido al escenario para recoger su premio a mejor inventora europea del año lo han hecho en las categorías de Industria, Pequeña y mediana empresa, Países fuera de la EPO y Logros a toda una vida.

Esther Sans Takeuchi, premio a países fuera de EPO

Es química, historiadora y la inventora estadounidense más exitosa: tiene un total de 150 patentes a su nombre. El invento con el que ha conseguido este galardón es un desfibrilador cardíaco implantable (ICD). Este pequeño dispositivo se coloca quirúrgicamente debajo de la piel conectado al corazón, detectando así ritmos cardíacos irregulares y aplicando el impulso eléctrico correcto para que el corazón vuelva a su funcionamiento normal.
 

Jane ní Dhulchaointigh, premio a la pequeña y mediana empresa

Esta inventora irlandesa ha conseguido este reconocimiento gracias a la invención del primer pegamento moldeable del mundo. Sugru se adhiere a la mayoría de los materiales, aguanta una variación de 200 grados y se quita fácilmente con una cuchilla.
 

Ursula Keller, logros a toda una vida

Esta física suiza ha revolucionado completamente el uso de la tecnología láser al desarrollar en los años 1990 el método para fabricar láser de pulsaciones ultra cortas y rápidas, conocido como SESAM, un descubrimiento que ha permitido mejorar desde intervenciones quirúrgicas a procesos industriales.
 

Agnes Poulbot, premio a la industria

Esta científica francesa ha ganado el premio europeo del año junto a Jacques Barraud, ambos investigadores de Michelin, por crear una nueva generación de neumáticos que es capaz de regenerarse automáticamente a medida que se desgasta. Ayudan a absorber los golpes en la carretera y garantizan una tracción segura.
 
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